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Los Retos del Panismo Potosino: Entre Fracturas Internas y Alianzas Controversiales

Por: Benjamín Ustoa

El Partido Acción Nacional (PAN) en San Luis Potosí enfrenta una de las peores crisis de su historia reciente. La presidenta del Comité Directivo Estatal, Verónica Rodríguez, busca reelegirse con la bandera de la “unidad”. Sin embargo, este término parece más un deseo que una realidad en un partido marcado por fracturas internas y protagonismos que han desdibujado sus ideales y estructura.

Fragmentación por Ambiciones Personales

La influencia de Xavier Azuara, padrino político de Rodríguez, ha sido determinante para la debacle del partido. Azuara, señalado por monopolizar decisiones y repartir cargos estratégicos entre sus allegados, desmanteló al PAN desde dentro. Las disputas internas entre Azuara y Rodríguez rompieron alianzas clave, dividiendo al partido en facciones irreconciliables.

La raíz del conflicto fue el apoyo de Rodríguez al priista Enrique Galindo para la alcaldía capitalina, una decisión que aseguró dividendos políticos para unos pocos mientras el PAN y su militancia quedaban al margen. Aunque esta alianza entregó la capital al PRI, Acción Nacional perdió bastiones históricos en la Zona Media y la Huasteca, agravando su crisis de representación.

La Dirigencia como Trampolín Político

El interés de Verónica Rodríguez por mantenerse al frente del PAN genera sospechas sobre sus intenciones reales. Más allá de levantar al partido, parece que busca allanar el camino para que Enrique Galindo aspire a la gubernatura en 2027. Sin embargo, esta posibilidad enfrenta obstáculos, como las promesas de Morena de postular a una mujer a ese cargo.

Mientras tanto, las bases del PAN permanecen estancadas, sin rumbo claro ni beneficios palpables de las alianzas recientes. La falta de renovación en el liderazgo y las decisiones unilaterales han erosionado su credibilidad ante los votantes.

¿Un Partido a la Deriva?

Acción Nacional enfrenta un dilema existencial: recuperar su esencia o convertirse en un mero instrumento de intereses individuales. Las elecciones de 2027 podrían marcar su futuro, pero, hasta ahora, el panorama es sombrío. La pregunta clave es si la dirigencia tiene la visión y fuerza para reconstruir un partido que ha perdido su identidad, o si seguirá siendo un tablero para ambiciones personales y experimentos políticos que diluyen su relevancia.

El PAN potosino tiene un largo camino por recorrer, y el tiempo para corregir el rumbo se agota. Si no enfrenta sus retos internos con seriedad, corre el riesgo de quedar relegado como una fuerza política secundaria en un escenario donde la competencia es cada vez más feroz.

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